El Concilio de Venezia

En una de las 120 islas de esta ciudad del Véneto, ahora mismo están reunidos algunos de los máximos responsables de Día de la Marmota. Como expuse aquí hace unas semanas, considero que es necesario un cambio de rumbo en las actuales características del blog. Supongo que estos altos cargos están departiendo acerca de cosas más livianas y llevaderas que de esto. Quizá estén jugando a algún juego o quizá compartiendo una copa mientras se zambullen en curiosas discusiones. En cualquier caso, confío en que le hayan o vayan a dedicar unos minutos. De lo que allí se hable poco puedo saber, pero de lo que allí decidan todo tendrá que ver con saber qué pasará de ahora en adelante.

Parece que es todo muy serio e importante, pero no es para tanto. Simplemente, me gustaría saber si aún debo abrir esta página para ver algo nuevo. Pero tampoco creo que eso se hable en estos días, más bien mi pesimismo etéreo me lleva a pensar que las cosas seguirán igual. Who knows?

Entre tanto, yo, a unos 540 Km, en la frontera que separa Suiza de Alemania, me entretengo jugando a pasar de un país a otro, soltándome con el poco inglés mil veces aprendido y otras tantas olvidado, viendo forjarse nuevas amistades y afianzándose algunas ya viejas.

No sé. Por el momento creo que lo importante es disfrutar de lo que tenemos y ya veremos qué es lo que hacemos y qué nos depara el futuro. Así que no desesperéis, que la marmota aún no sepa si salir o no salir de la madriguera no es malo, sólo es que vino crudo el invierno y no sabe si por fin se acabará o si la primavera tendrá que esperar. No obstante, nosotros esperaremos.